sábado, 27 de agosto de 2011

DIFERENCIAS ENTRE EL HOMBRE Y LA MUJER


A cada día que pasa es mayor la cantidad de personas que buscan ayuda psicológica para mejorar su relacionamiento de pareja. Un aspecto que se verifica con frecuencia y aparece en el desarrollo de las sesiones es el desconocimiento de las diferencias entre hombres y mujeres, y de cómo esas diferencias pueden determinar el éxito o fracaso de una relación.

Hablar sobre las diferencias entre hombres y mujeres ha sido durante mucho tiempo una tarea temeraria. El peligro de caer en prejuicios o de ser visto como tendencioso constituía una posibilidad demasiado presente. No obstante, y a partir de las últimas investigaciones, hablar sobre las diferencias de sexo se está haciendo un poco más seguro otra vez. En efecto el tema ha sido fuente de inspiración para muchos trabajos, desde la ya clásica obra de Gray, “Los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus”, hasta los trabajos actuales de Audrey Nelson sobre la comunicación no verbal entre los dos sexos.

En este artículo empezaremos un recorrido por algunos de los aspectos en los que las diferencias entre el hombre y la mujer se perciben con mayor claridad. En los artículos que vendrán después estaré mencionando algunos de los problemas que se dan en las parejas y que se podrían disminuir al considerar las particularidades psicológicas del hombre y de la mujer.

La diferencia es sustancial y empieza en lo más básico de la existencia: en un solo cromosoma: el que determina que un hombre sea hombre, denominado “Cromosoma Y”, que es un débil hilo que contiene un mísero número de 25 genes, en comparación con el “cromosoma X”, femenino, una especie de cromosoma tuneado, repleto con 1.000 a 1.500 genes. Cuando mencioné esto a un paciente, me comentó sin dudar que le pareciera un desperdicio de tiempo y dinero un estudio complicado para descubrir algo tan obvio como que los cromosomas femeninos, con seguridad deben estar “mucho mas lleno de cosas raras”.

El resultado de esta diferencia se verifica en aspectos tan claramente visibles como el desarrollo del cuerpo hasta en cosas más sutiles como la propensión a ciertas enfermedades o trastornos. Y es ese el punto que hace urgente el tratamiento de las diferencias de género. De hecho varios estudios sugieren que la diferencia de género hace a los hombres más propensos a ciertas enfermedades como la esquizofrenia o el autismo. El Parkinson afecta al doble de hombre que de mujeres. Por su parte las mujeres son más proclives a sufrir de depresión.

Ruben Gur, Ph.D. descibrió que las mujeres tienen una mayor cantidad de materia gris en el cerebro y esto puede significar que el cerebro femenino tiene ciertas ventajas en el procesamiento de la información. El cuerpo calloso es un conjunto de nervios que esta vinculado con la habilidad verbal y es mayor en las mujeres (¿alguien tenía alguna duda sobre eso?). Los varones por su parte tienen mayor cantidad de materia blanca, lo que permite que la información se mueva con más facilidad de una región del cerebro a otra. El cerebro del hombre tiene mayor volumen de líquido cefalorraquídeo y eso hace que el cerebro masculino sea más resistente a los golpes.

En atención a otros aspectos podemos citar que las mujeres se preocupan más que los hombres mientras que los hombres son más propensos a tener problemas de memoria. Por eso los hombres olvidan todo mientras las mujeres recuerdan cada detalle de cualquier tema. La psicóloga Elaine D. Eaker publicó un estudio en Psychosomatic Medicine, en el cual investigó la forma en que discutían los matrimonios, y descubrió que mientras las mujeres se inclinan a perseguir el objetivo de una discusión hasta el final, la mayoría de los hombres tenían la tendencia de llamarse a silencio y retirarse para evitar continuar en el conflicto. Esto es percibido por las mujeres como una actitud agresiva y desatenta cuando solamente expresa una forma diferente de sentir y convivir con el conflicto. Y es en este punto en el que tenemos que detenernos. Es indispensable reconocer que nuestra pareja puede percibir la realidad desde una perspectiva muy diferente a la nuestra, sin que esto signifique necesariamente que estemos equivocados sino que simplemente somos personas distintas.

Nunca será suficientemente acentuado que la diferencia a la que nos referimos en las líneas anteriores no implica superioridad o inferioridad y tampoco debemos fingir desconocer que, diariamente, aparecen nuevas conductas en las que hombres y mujeres son cada vez más similares, conductas que muchas veces constituyen una amenaza para la convivencia, el relacionamiento y porque no, el matrimonio.

Las diferencias entre los dos sexos deben ser tenidas en cuenta como un paño de fondo para cualquier actividad humana. Cada conducta tiene componentes que responden a esa diferencia sustancial. La desatención a esa característica es un aspecto constante en varias situaciones de disfuncionalidad de la pareja. Y de esto estaremos tratando en los próximos artículos.

sábado, 29 de enero de 2011

BOTOX, SILICONA O PHOTOSHOP? La Psicología de los Tratamientos estéticos


En los últimos meses se han hecho cada vez más frecuentes los procedimientos médicos de tipo estético. Desde la aplicación de bótox, silicona, pasando por cirugías reconstructivas hasta las recientemente popularizadas cirugías bariatricas, (que estrictamente no debería aparecer en esta lista puesto que, si bien los beneficios estéticos pueden ser importantes, no son el objetivo último de la cirugía, tampoco es el objetivo alcanzar el peso ideal, que por otro lado sólo se consigue en algo más de la mitad de los casos). Pero ¿de que manera estos procedimientos afectan psicológicamente a los pacientes? En las siguientes líneas se mencionarán algunos datos que pueden arrojar algo de luz sobre el tema.

Un análisis hecho sobre 37 estudios del funcionamiento previo y posterior a las cirugías cosméticas[1], sugiere la existencia de resultados positivos que se traducen en la mejoría en la autoimagen corporal así como en la calidad de vida general. Sin embargo el mismo estudio señala el riesgo de importantes resultados negativos, especialmente porque muchas personas tienen expectativas poco realistas o esperan salvar una relación al someterse al procedimiento quirúrgico. Los resultados negativos serían frecuentes en esos pacientes. También se apunta a otro grupo de riesgo, el que lo constituyen los pacientes con un histórico de depresión, trastornos de ansiedad, ajuste, aislamiento social, problemas familiares, comportamiento autodestructivo y control de impulsos. En cualquiera de estos casos, que correlacionan fuertemente con elevada insatisfacción con los resultados de la cirugía, todo procedimiento quirúrgico se debe posponer hasta que el trastorno conductual haya sido tratado y controlado.

Uno de los aspectos a tener en cuenta es la posibilidad de la existencia de un trastorno dismorfico corporal (TDC) consistente en la preocupación por algún defecto en el aspecto físico. El defecto es imaginario o, si existe, la preocupación del individuo es claramente excesiva. Varios estudios muestran que del 7 al 12 por ciento de pacientes de cirugía plástica tienen alguna forma de TDC y que estos, en su mayoría no experimentan alivio a sus síntomas después de someterse a cirugías cosméticas, pudiendo inclusive desarrollar una tendencia a solicitar múltiples intervenciones en la misma o en otra parte del cuerpo.

Algunos estudios han llegado a vincular la insatisfacción con los procedimientos de cirugía estética al suicidio. Por ejemplo, en un estudio, del National Cancer Institute de 2001 se descubrió que las mujeres con implantes de mama eran cuatro veces más propensas a cometer suicidio que otros pacientes de cirugía plástica de la misma edad. Otros tres estudios también sugieren que el riesgo de suicidio aparece de 2 a 3 veces mas frecuentemente en sujetos que se sometieron a cirugía plástica[2]. Aunque la información siempre ha de ser tenida en cuenta yo considero que estos resultados deben tomarse con bastante prudencia puesto que ninguno de los estudios mencionados ha identificado una relación causal entre las cirugías y el suicidio. Así como varios especialistas, me inclino a pensar antes en la falsa expectativa puesta en la cirugía o en la existencia de un trastorno de ansiedad como los verdaderos elementos que predispongan al suicidio.

Afortunadamente, cada vez más los médicos solicitan la evaluación y eventual atención psicológica prequirúrgica, con lo que se previenen los aspectos potencialmente desagradables y el paciente recibe una atención en la que se aumentan significativamente los resultados positivos de la intervención. Estos cuidados se traducen, como se decía al inicio, en una mayor calidad de vida de las personas.


[1] Honigman, R., Phillips, K., & Castle, D.J. (2004). A review of psychosocial outcomes for patients seeking cosmetic surgery. Plastic and Reconstructive Surgery, 113(4), 1229–1237

[2] Para mayor información remitirse a:

- Rankin, M., Borah, G., Perry, A., & Wey, P. (1998). Quality-of-life outcomes after cosmetic surgery. Plastic and Reconstructive Surgery, 102(6), 2139–2145;

- Sarwer, D.B. (2001). Plastic surgery in children and adolescents. In J. Thompson & L. Smolak (Eds.) Body image, eating disorders and obesity in youth. (pp. 341–366). Washington, DC: American Psychological Association;

- Thompson, J.K., Heinberg, L.J., Altabe, M.N, & Tantleff-Dunn, S. (2004). Extracting beauty: Theory, assessment and treatment of body image disturbance. Washington, DC: American Psychological Association

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Por que tendriamos que ver a un Psicologo?

Algunos años atrás la mayoría de la gente todavía pensaba que las personas que consultaban con un psicólogo estaban locas. Aunque los Psicól...