martes, 23 de noviembre de 2010

¿Por que se pierde la pasión?

LA QUIMICA DEL AMOR


Un paciente me pregunta porqué le resulta difícil mantener “encendida” su relación con su pareja cuando hace solamente 4 años está casado y durante los primeros 2 años todo fue perfecto. Este tipo de consulta es más frecuente de lo que uno creería, (o querría), por lo que me parece, sería útil conversar un poco sobre las teorías que se han planteado acerca del amor. Y dije teorías porque existen varias. El amor siempre cautivó la imaginación del ser humano. Y aunque estamos acostumbrados a analizarlo bajo una óptica poética, esta vez vamos a darle una mirada con la lupa de la ciencia.

Y ¿que dice la ciencia sobre el amor? El punto de partida para su análisis es la teoría evolutiva que considera al amor como un elemento necesario para asegurar la preservación de la especie. El amor se habría consolidado evolutivamente en la medida en que los sujetos capaces de amar, tenían mayores posibilidades de cuidar, atender y finalmente criar adecuadamente a los hijos. Así pues, esos sujetos capaces de amar fueron pasando a sus hijos, juntamente con otras características evolutivas ventajosas, los genes que les hacían a ellos también, capaces de amar. En síntesis el amor se desarrolló como una estrategia de la naturaleza que nos permite seguir existiendo.

Pero eso todavía no explica porque los sentimientos cambian. Bueno, vamos por partes. Los cambios y matices en el amor tienen que ver con la química del cerebro. Según los últimos estudios neurológicos el amor puede ser vinculado a la presencia y combinación de algunas sustancias como la testosterona, el estrógeno, la dopamina, la norepinefrina, la serotonina y la vasopresina. Dependiendo de la combinación y niveles que estas sustancias presentan, la persona puede experimentar una sensación de atracción intensa (pasión), o por otro lado podría experimentar una necesidad de mantener una relación caracterizada por un cariñoso compromiso con la pareja (lo que caracteriza a las relaciones de larga duración). El problema con estas sustancias es que su efecto es pasajero (como el efecto de la mayoría de los químicos), y en el caso particular de la pasión, dura como mucho, algunos meses.

De hecho, esa sensación de no poder pensar en otra cosa que en la pareja tiene casi las mismas características que un trastorno obsesivo compulsivo, suele estar vinculada con modificaciones en los niveles de una sustancia llamada serotonina y se ha verificado que disminuye si se consumen antidepresivos. Si, eso mismo, el enamoramiento se hace más difícil y la pasión desciende cuando se esta consumiendo antidepresivos. Esto puede parecer muy poco romántico pero es una información que, en muchos casos explica la disminución del deseo, o del interés en la pareja.

El problema suele tener un desarrollo más o menos así: el ánimo de uno o ambos miembros de la pareja se ve afectado por un problema que puede no tener que ver con la relación. Las molestias llevan a que uno o ambos empiecen a consumir antidepresivos (Fluoxetina, Citalopram, Paroxetina, Certralina, Etc.), lo que dificulta todavía más la comunicación íntima. El deterioro es percibido como causante de los estados de ánimo y la relación queda peligrosamente comprometida.

En efecto, algunos pacientes con problemas de pareja acusaron una importante revitalización de su relación amorosa al dejar de consumir algunos antidepresivos. Esto NO quiere decir, ni mucho menos, que uno deba dejar de consumir una medicación que le fue prescripta por un médico, solamente indica que ciertos medicamentos tienen efectos verificables sobre la manera en que sentimos y nos relacionamos. Obviamente tampoco se está afirmando que ésta sea la explicación para todos los casos, cada situación debe ser analizada particularmente y no se debe perder de vista la complejidad que caracteriza a las relaciones entre personas.

Creo importante incluir en este párrafo algo que suelo pensar siempre que me encuentro frente a situaciones como la que describí más arriba. En algún momento, hubo algo, creo que fue el consumismo, que progresivamente fue vendiéndonos la idea de que podemos resolver nuestros problemas sin necesidad de involucrarnos, de comprometernos con la situación. Ahora podemos comprar las soluciones en la farmacia, y eso no requiere un esfuerzo de voluntad ni aguantar el stress de enfrentar la realidad. Una de las características que nos diferencia de los animales irracionales es la capacidad de postergar nuestra satisfacción para que, una vez resuelto el problema de fondo, se la pueda experimentar con la intensidad que uno desearía. Eso implica cierto esfuerzo de voluntad desde un proceso costoso y lento; hoy nuestro cotidiano requiere soluciones inmediatas aunque lastimosamente al costo de la perdida de la intensidad, sea del dolor o del placer.

jueves, 11 de noviembre de 2010

¿Todavía Buscando la pareja Perfecta?


El matrimonio, probablemente evolucionó como la mejor manera de poner en común el trabajo de hombres y mujeres para que las familias puedan subsistir y asegurar que los hijos puedan sobrevivir. De hecho los datos indican que el matrimonio todavía es el instrumento más indicado para ese efecto. Sin embargo, más allá de esta función básica, el propósito del matrimonio ha experimentado un cambio constante en su adaptación a los contextos socio históricos específicos de cada época. Como afirma Stephanie Coontz, del Evergreen College de Washington, es bueno recordar que el matrimonio se desarrolló inicialmente en un ambiente de escasez, condición que prevaleció durante casi toda la historia humana. "El primer propósito del matrimonio era hacer alianzas estratégicas con otras personas, para convertir a los extraños a los familiares"[1], dice Coontz. La idea que el matrimonio está vinculado al amor o a un contexto romántico es algo que aparece recién en el siglo XIX y lo mismo puede decirse de la noción que plantea que debemos tener una relación de compañerismo, amistad y principalmente mutua comprensión dentro del matrimonio. Así pues, todavía estamos tratando de ver como conseguir todo esto en el mismo paquete y al mismo tiempo seguir enteros.

Para complicar un poco más la cosa, ahora hay que desarrollar la vida matrimonial bajo el influjo del consumismo, con las leyes de la oferta y la demanda dictando que debemos buscar la perfección en toda mercadería; inclusive en una relación. Y una vez que consideramos, (muchas veces sin darnos cuenta), que nuestras relaciones son una mercadería que adquirimos, empezamos a medir su calidad en términos de mercado, vamos por la vida pensando "Merezco algo mejor de lo que tengo, Quizá un modelo mas nuevo, mayores prestaciones, algo más económico, mas a la moda”, Etc.

Si, porque el mensaje básico de casi todos los anuncios en la cultura de consumo es: Usted se merece más y nosotros se lo podemos ofrecer. Uno entonces observa su vida de pareja envuelta en la cotidianeidad y comienza a pensar: este no es el acuerdo que firmé cuando inicié la relación. O empieza a sentir que uno está poniendo en esto mucho más de lo que está sacando. Son evaluaciones derivadas del pensamiento consumista. Al permitir que los “valores” del libre mercado se infiltren en nuestras vidas privadas, hemos llegado a creer que la función de la pareja es, ante todo, darnos un servicio. Se termina considerando a la pareja como a un socio o como un proveedor de servicios. De la misma manera en que, bajo el influjo de la moda buscamos tener el mejor par de jeans, creemos que merecemos tener el mejor socio en nuestro relacionamiento. La evaluación de la eficacia de ese socio se hace a partir de la cantidad de placer que nos produzca pero el bono de placer, por desgracia, es tan volátil como las emociones que lo subyacen y tan hueco y frágil como el sentido hedonista de la felicidad.

Ahora, como nadie es perfecto, vamos todo el tiempo buscando una alternativa mejor, y vamos por la calle mirando no a los ojos de nuestra pareja romántica, sino por encima delsus hombros , por si acaso aparezca una oferta mejor. El pensamiento consumista socava el compromiso en las relaciones al animar a la gente a mantener sus opciones abiertas; y si usted piensa que podría haber algo mejor vuelta de la esquina, entonces lo habrá, porque usted no está plenamente comprometido con la relación que tiene. Queda claro que mantener las opciones en abierto no es el mejor camino para el éxito de una relación a largo plazo.

Un sentido de múltiples alternativas, de posibilidades ilimitadas, produce en nosotros la ilusión de que la perfección existe por ahí en algún lugar, y que se trata solamente de encontrarla. Pero el problema con la elección sin restricciones o las múltiples alternativas, explica el Doctor Schwartz[2], profesor de psicología del Swarthmore College, es que aumenta las posibilidades de una ruptura. Uno ya no se exige el esfuerzo para solucionar los problemas de la pareja puesto que hay otras alternativas. Como el consumismo nos vende que merecemos lo mejor, buscamos la perfección en todo. El sentido de humor de una persona, mezclado con el carisma de aquella otra, el aspecto de una tercera y llegamos a imaginar que habrá un paquete en el que todas las características deseables coexistan.

Lastimosamente esa búsqueda infantil de una persona perfecta, nos quita el tiempo que deberíamos invertir en acercarnos a nuestras parejas, descubrir la originalidad que nos proporciona cada característica individual y aventurarnos a construir una relación madura y placentera.

Eso ¿No seria… perfecto?


[1] Coontz, S. Marriage, A History, Penguin Group, New York, 2005.

[2] Schwartz, B. The Paradox of Choice, Harper Collins, New York, 2004


viernes, 5 de noviembre de 2010

Solo para generar polémica...

Nos gustaría imaginar que haríamos cualquier cosa por nuestros amigos más cercanos y seres queridos. Pero "cualquier cosa" es un concepto amplio y elástico. ¿Podríamos realmente hacer "cualquier cosa", o incluso querríamos hacer "cualquier cosa"?

Cuando lo abstracto se vuelve concreto, las cosas pueden ser muy diferentes.

¿Alguna vez se quedó en silencio mientras un amigo/a engañaba a su pareja, o ha mirado a otro lado cuando un amigo/a manejaba bajo el efecto del alcohol, tal vez con los niños en el coche? Cuantos secretos usted guardaría o cuantas mentiras diría por un/a amigo/a? ¿Dónde trazar la línea divisoria, y ¿alguna vez usted ha sido verdaderamente probado en sus límites de lo correcto?

¿Que les parece? Espero sus comentarios. A ver que sale de esto…

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Recuerdos y Emociones


Parece el título de una canción de Roberto Carlos u otro cantor romántico pero me temo que este artículo, si bien habla de sentimientos, se trata de otra cosa.


Todos tenemos recuerdos que consideramos importantes en nuestra vida. Algunos son agradables otros ni tanto. Momentos que pasamos con nuestros familiares, en la escuela como estudiantes, en algún viaje, con alguien muy querido, Etc. Si hacemos un balance de nuestros recuerdos más importantes podemos darnos cuenta que existe un elemento común en todos ellos: la emoción. Y claro está que aquí también puede tratarse de una emoción agradable o no, pero en todos los casos, bien adherida a los recuerdos esta siempre una emoción intensa.

¿No lo cree? ¡A ver! Por que no lo intenta… Busque en su memoria un recuerdo que le resulte importante, no importa si es lejano o reciente, al hacerlo verá que sin excepción las emociones siempre están ahí. Enojo, alegría, vergüenza, tristeza, sentimientos que tiñen de un color especial los hechos más banales y de vez en cuando regresan, cada vez que uno recuerda algún momento significativo del pasado.

No se trata de una coincidencia, es justamente el contenido emocional el que determina la permanencia del recuerdo en nuestra memoria. Eso explica porqué otras situaciones, que podrían ser consideradas de igual importancia, muchas veces no quedan registradas. Les falta el componente emocional. Ya en 1977 los psicólogos Roger Brown y James Kulick mencionaban que una persona expuesta a un evento de contenido emocional experimentaba una activación de un mecanismo especial del cerebro que producía un congelamiento inmediato de las impresiones en el momento en que eran percibidas y conectadas a la emoción. Esto se ejemplifica típicamente en los eventos traumáticos.

Pero la cosa va más allá. Es importante tener en cuenta que nuestra memoria no es un registro fotográfico de los acontecimientos. En realidad la memoria es algo más parecido a un rompecabezas de muchísimas piezas o en otras palabras, una construcción que nuestro cerebro hace con un montón de elementos que le sirven de referencia. Y lo interesante es que cuando el cerebro se pone a construir los recuerdos positivos o agradables, estos son recuperados con mayor facilidad en la medida en que uno se halle en un estado de ánimo positivo o agradable; y las memorias negativas son más fácilmente recuperadas cuando uno está con el ánimo deprimido. A este fenómeno se lo llama congruencia anímica y viene siendo estudiado desde los años 70[1].

La cosa también funciona del revés: frente a cualquier situación, si se está con el ánimo triste, es más probable que uno registre aspectos tristes de lo que experimenta y estando alegre, se registran más aspectos alegres del mismo evento. En un estudio realizado por Bower, Gilligan, y Monteiro, estados de ánimo diferentes (tristeza/alegría), fueron hipnóticamente inducidos en un grupo de participantes y posteriormente se les pidió que leyeran una historia sobre dos personas que jugaban tenis. En la historia uno de los jugadores era un personaje particularmente triste mientras que el otro se caracterizaba por ser alegre. Al siguiente día les fue solicitado a los participante que narraran todos los detalles que pudieran sobre la historia que habían leído. Aquellos que la leyeron bajo tristeza inducida recordaron 80% de los hechos tristes y solamente 20% de los hechos alegres. Los que leyeron la historia con un ánimo alegre recordaron 50% de los hechos tristes y 50% de los alegres. ¿Ahora se entiende porque una misma fiesta o reunión es recordada de una manera por una persona y de forma muy diferente por otra?, Si se estaba de buen humor, probablemente la memoria registrará la experiencia en forma agradable y en nuestro archivo quedarán recuerdos placenteros, si por el contrario, el ánimo era negativo, pues bien, ya lo están entendiendo. Como los Psicólogos cognitivos suelen explicarnos, nuevamente nos damos cuenta que la cosa no tiene que ver solamente con los estímulos externos y si con la manera en que los evaluamos.

Los seres humanos no somos capaces de percibir al mundo en tiempo presente, puesto que toda y cualquier situación que evaluamos ya ha pasado, aunque haya sido hace solamente una fracción de segundos. Así siendo, la memoria constituye un instrumento fundamental para nuestra comprensión de la realidad. Y si nos ponemos a pensar que en todo momento, con cada experiencia cotidiana estamos generando recuerdos que serán usados como referencia en nuestro futuro, entonces la emoción con la que vamos a envolverlos se hace particularmente importante.

Salgamos pues a la vida hoy a generar buenos recuerdos.


[1] Teasdale and Fogarty (1979)

Por que tendriamos que ver a un Psicologo?

Algunos años atrás la mayoría de la gente todavía pensaba que las personas que consultaban con un psicólogo estaban locas. Aunque los Psicól...